Por: Noel Alejandro Nápoles González
Fotografías: tomadas de los perfiles en Instagram de algunos de los artistas participantes y de las redes sociales de Ossain Raggi y Leonor Menes Corona.
Cuando la fotografía es imagen del enigma, se vuelve poesía. Y así ha sucedido con la edición 16 de Luz a tu propia química, desdoblada en sendas exposiciones: la primera en La Pared Negra de Fábrica de Arte, a fines de 2022; la segunda en la galería de la Facultad de Artes Visuales del ISA, desde comienzos del año en curso.
Luz a tu propia química. La Pared Negra (FAC). Fotos: ©Leonor Menes Corona.
Esta vez, el desnudo ha sido el motivo, y unos cincuenta fotógrafos, entre reconocidos y noveles, los artífices. Liderados por Ossain Raggi, aquí han coincidido fotógrafos con una carrera ya hecha, como Alberto (El Chino) Arcos, Tomás Inda, Juan Carlos Alom, Reinaldo Cid, Pablo Bordón, Leonor Menes o Yuri Obregón, y otros que comienzan, con no menos talento.
Luz a tu propia química. Universidad de las Artes (ISA). ©Ossain Raggui.
Las elegantes curvas del cuerpo femenino (Montañas de Venus, Omar Merallas), aun sus sitios más intrincados (Fuerza interna, Héctor Ismael González); el verso que contrapuntea con la imagen (S/T, serie Puertas cerradas, Leonor Menes); la figura humana como elemento incorporado a la arquitectura (Unidad modular. In situ, Suayma Martínez); la teatralidad —colorida, chocante y hasta morbosa— de las relaciones sociales (Mujer con sombrero, Yuri Obregón); los guiños sutiles a la pintura barroca holandesa, particularmente a los bodegones (Credo, Daniel Martínez); la belleza otra de la anatomía surcada por las cicatrices del tiempo y la vida (Venus, Adriano Alfredo Padura); el homoerotismo (HH, Lázaro del Campo); la topografía de la mujer, con sus espirales hechizantes (Torbellino, Maribel Pérez), o su desdibujo entre los elementos de una casa (Ninfa, Sergio Romero; S/T, Edel López) y las penumbras (Nude, Alexandra Álvarez), e incluso su incorporación al ritmo de una locomotora como uno de sus mecanismos (Con-tracción, Reinaldo Cid): todo eso, y algo más, confluye en esta muestra.
Lázaro del Campo (Lázarodelcampo). HH, 2013. Fotografía digital.
En un evento que surgió enfocado en la fotografía analógica, sorprende lo bien que empastan hoy las piezas así concebidas con las digitales. Los tonos predominan sobre los colores, pero siempre el protagonismo lo tiene la luz, con su séquito de sombras y oscuridades. La luz tiene voz, las sombras susurran en amplia tesitura, y la oscuridad explora una gama de silencios. Así esta exposición, gracias a la metonimia, parece un concierto.
Reinaldo Cid. Con-tracción, 2013. Plata sobre gelatina.
Adriano Padura. Venus, 2022. Fotografía digital.
Me agrada, particularmente, el culto a las piernas femeninas. Las piernas, que son las columnas del cuerpo y, en el caso de las damas cubanas, uno de sus distintivos más adorables. ¿Y qué hay de extraño en hacerle culto a las columnas de la mujer cubana en una ciudad tan hembra que vive orgullosa de sus piernas?
Cerro, febrero de 2023
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