Por: Helga Montalván
Fotografías tomadas del perfil en Facebook del Consejo Provincial de las Artes Visuales de Matanzas. Cpav Matanzas Perfil
Una visión incisiva y enfática es necesaria a raíz del recién inaugurado Salón Roberto Diago. Lo primero que debemos objetar es el propio concepto de “Salón”, aduciendo su carácter obsoleto.
Las artes visuales contemporáneas erosionan hasta el concepto de arte museable y los propios museos se han visto obligados a modificar constantemente sus estrategias de colección y exhibición. Por tanto, es lógico que un centro de artes visuales en la actualidad reajuste sus eventos programados en inercias institucionales, ajenas al proceso artístico contemporáneo.
Tales condiciones demandan de un trabajo investigativo curatorial y de promoción de mayor y más efectiva envergadura; de creatividad. Más que ‘salón’ como concepto esquemático, lo que exige la producción artística de nuestra comunidad de artistas es un evento dedicado a hurgar en la labor creadora que está presente hasta en las calles de la ciudad y no conformarse con una selección plana de obras en admisión. De hecho, lo que urge es modular lo mejor de nuestro arte y los movimientos que intrínsecamente está generando, para crear una plataforma de exhibición coherente con sus demandas.
El Salón Roberto Diago que hoy exhibe la galería del Centro de Arte logra ser poco menos que una nimia muestra colectiva. Las pocas “mejores obras” adolecen del brillo efectista y conceptual que esperamos del evento más importante de la comunidad de artistas de la provincia. Aun existiendo una representación importante de arte joven, este deja evidencias de la carencia de guía y valoración, pues quedan sumidos en la muestra tras una sucesión bidimensional apabullante que domina el espacio galerístico.
Este Salón, en su mudez habla de apatía. Y la apatía no está en la parte de los artistas. De cara a dos complejos eventos visuales que prácticamente cerramos en el 2022: Ríos intermitentes y Fotonoviembre, el Roberto Diago palidece en sugerencias curatoriales, estéticas y conceptuales. Estos aspectos indican el hecho de que no es falta de arte ni artistas y sí del trabajo consecuente que sus producciones demandan.
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